Gabriela Sabatini, una de las leyendas más queridas del tenis argentino y campeona del US Open 1990, ha elegido llevar una vida tranquila lejos de los reflectores. Aunque fue una de las deportistas más famosas de los años 80 y 90, hoy prefiere mantener su rutina diaria en privacidad, rodeada de naturaleza, tranquilidad y vínculos familiares.
Desde su retiro del circuito profesional en 1996, Sabatini se ha enfocado en su bienestar físico y emocional. Actualmente vive en Suiza, en Zúrich, donde encuentra paz en el contacto con la naturaleza. Disfruta de actividades como el senderismo, el ciclismo y largas caminatas, especialmente en las montañas que rodean su hogar. Para Gabriela, estar en movimiento es esencial. “Hacer ejercicio todos los días es mi cable a tierra”, confesó en una entrevista.
Más allá del deporte, uno de sus grandes placeres es el café. Se formó como barista y ha aprendido a apreciar los diferentes granos, métodos de preparación y sabores. Le encanta visitar cafeterías locales o recibir amigos en casa y sorprenderlos con su técnica. Esta pasión también le permite desconectar y relajarse.
En lo personal, Gabriela ha mantenido su vida amorosa alejada de los medios. Aunque ha tenido relaciones conocidas en el pasado, hoy comparte su vida con Luján Grisolia, con quien vive en Suiza. Juntas disfrutan de una rutina sencilla pero significativa, basada en la tranquilidad y la conexión cotidiana.
Gabriela también mantiene un vínculo fuerte con su familia. Viaja con frecuencia a la Argentina para ver a su hermano Osvaldo y a su sobrina, la artista Oriana Sabatini. La relación entre tía y sobrina es muy cercana, y ambas se apoyan mutuamente en sus respectivas carreras. Además, Sabatini ha sido vista en varias oportunidades acompañando a Oriana y al futbolista Paulo Dybala, su pareja, en eventos familiares.
A pesar de que podría vivir una vida glamorosa, Gabriela elige la simplicidad. Cocina en casa, lee, medita y valora los momentos pequeños: una conversación profunda, una cena en calma, o una caminata sin apuros. Esta elección de vida refleja una madurez emocional que muchos celebran. “Después de tantos años de viajes y competencia, necesitaba encontrarme de nuevo. Hoy disfruto cada día con más conciencia”, comentó en una ocasión.
Su legado en el tenis sigue intacto, pero su nueva etapa personal muestra otra cara de la campeona: la mujer que eligió priorizar su bienestar, su privacidad y su entorno íntimo. El respeto que genera no solo se debe a su talento deportivo, sino también a su humildad y coherencia de vida.
En definitiva, Dentro de la vida privada de Gabriela Sabatini: una mirada rara a su familia y su rutina en paz no es solo un título atractivo, sino una verdad profunda. En su mundo, Gabriela ha encontrado el equilibrio que tantos anhelan, y lo vive con una serenidad admirable.