En un giro impresionante de los acontecimientos en el Abierto de EE.UU. de 1990, la argentina Gabriela Sabatini logró su primer título de Grand Slam al derrotar a la sembrada número uno, Steffi Graf, en la final para alzar el campeonato de individuales femeninos. La victoria fue un momento definitorio en la carrera de Sabatini, consolidándola como una de las jugadoras más talentosas del tenis. También marcó un punto de inflexión en el tenis femenino, ya que la combinación de potencia, precisión y fortaleza mental de Sabatini ofreció un desenlace electrizante al torneo.
El Abierto de EE.UU. de 1990 fue un torneo lleno de drama, ya que muchas de las mejores jugadoras del mundo lucharon con su forma o con lesiones. Sin embargo, Sabatini tuvo un camino relativamente tranquilo hacia la final, ganando confianza con cada partido. Su conjunto de habilidades era formidable: su potente saque, su excepcional revés y su elegante movimiento en la cancha la convertían en una seria contendiente. A pesar de estar a la sombra de otras estrellas como Graf, quien dominaba el deporte desde hacía años, Sabatini demostró que era más que capaz de enfrentarse a la ocasión más grande.
La final entre Sabatini y Graf fue un choque de estilos contrastantes. Graf, con su bien establecida reputación como la reina reinante del tenis, era la favorita para llevarse el título. Ya había ganado cuatro títulos de Grand Slam ese año y era conocida por su implacable juego de fondo, su agresivo golpe de derecha y su velocidad. Por otro lado, el estilo de Sabatini se caracterizaba por sus golpeos de fondo fluidos pero agresivos, y su capacidad para construir puntos con una precisión asombrosa.
El partido en sí fue un emocionante duelo, con ambas jugadoras demostrando lo mejor de sus habilidades. Graf se llevó el primer set 6-3, y parecía que el partido iba a seguir por el camino predecible. Sin embargo, Sabatini se negó a rendirse. Ajustó su estrategia, aumentando la profundidad de sus golpes y utilizando una variedad táctica que mantenía a Graf a la defensiva. La resistencia y concentración de Sabatini fueron evidentes mientras luchaba por igualar el marcador, llevándose el segundo set 6-2.
En el set decisivo, la confianza de Sabatini creció, y comenzó a dictar el juego con su golpe de derecha mientras mantenía a Graf fuera de ritmo con devoluciones profundas y consistentes. Graf, generalmente tan clínica, parecía perder su ritmo, y Sabatini aprovechó la oportunidad. En un desenlace impresionante, Sabatini rompió el saque de Graf y sostuvo el suyo propio para ganar el tercer set 6-4, consiguiendo así su primer título de Grand Slam frente a una multitud eufórica.
La victoria en el Abierto de EE.UU. de 1990 fue significativa no solo para la carrera de Sabatini, sino también para el tenis femenino en su conjunto. Su triunfo representó el surgimiento de una nueva ola de talento en el tenis, con más jugadoras desafiando la supremacía de Graf y otras. La victoria de Sabatini también fue una muestra de la creciente profundidad del tenis femenino, donde comenzaron a florecer una mayor variedad de estilos de juego y personalidades.
El triunfo de Sabatini en Nueva York en 1990 fue un testamento a su resistencia, determinación y talento. Estableció el escenario para una carrera exitosa que la llevaría a alcanzar el pináculo del deporte, incluyendo un puesto número 3 en el ranking mundial y numerosos títulos en individuales y dobles. Sin embargo, el Abierto de EE.UU. de 1990 siempre será recordado como un momento definitorio en su legado: cuando Gabriela Sabatini demostró que podía estar al nivel de las grandes del tenis, ganándose un lugar en la historia como una verdadera campeona.